Cuando un letrado asume un caso relacionado con la asistencia sanitaria —ya sea por una posible negligencia médica, una secuela grave, o un conflicto sobre la atención recibida— es habitual encontrarse con barreras técnicas: informes complejos, lenguaje clínico y detalles que pueden resultar determinantes en juicio, pero difíciles de interpretar jurídicamente.
Ahí es donde entra el asesoramiento pericial: el apoyo directo de un médico experto que analiza el caso, colabora en la estrategia legal y proporciona una visión técnica objetiva para maximizar las posibilidades de éxito en sala.
¿Qué aporta este servicio al trabajo del abogado?
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Interpretación clara de la historia clínica y del contexto médico.
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Detección de puntos débiles y fuertes del caso desde el punto de vista técnico-sanitario.
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Anticipación de posibles objeciones o líneas argumentativas de la parte contraria.
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Redacción o revisión conjunta de las preguntas clave para la ratificación judicial del perito.
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Coordinación médico-legal en la preparación de la vista, con el fin de asegurar claridad, coherencia y fuerza probatoria.

Fases del asesoramiento médico a letrados
- Recopilación y análisis de la documentación clínica
Se repasa en profundidad toda la documentación del caso, informes, pruebas diagnósticas y evolución del paciente. El objetivo es entender qué ha ocurrido desde el punto de vista técnico y qué elementos pueden ser relevantes legalmente.
- Identificación de fortalezas y debilidades del caso
Se señalan aquellos aspectos que refuerzan la postura del abogado y también los puntos críticos o vulnerables. Esto permite ajustar la estrategia y preparar posibles respuestas a contraargumentos.
- Asesoramiento estratégico
Se colabora en la elaboración del interrogatorio al perito, estructurando las preguntas más eficaces para sostener el relato de los hechos. También se anticipan posibles preguntas de la parte contraria para preparar una defensa sólida.
¿Por qué contar con un perito en la fase previa al juicio?
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Mejora la preparación del letrado.
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Aumenta la claridad del caso ante el juez.
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Reduce los errores estratégicos.
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Fortalece la solidez técnica del informe pericial.
Este tipo de acompañamiento no solo eleva el nivel del procedimiento, sino que puede marcar la diferencia entre una sentencia favorable o desfavorable.